Una a una las hebras
De su sangre tan roja y tan puta
Se colocaron en mi cuerpo
Treparon por mi cuello
Matabanme y yo amarosle
En la distancia arrodillado
Lamiendo gotitas de piel
Que derramaba de cuando en cuando
A mis deseos les salieron escamas
A sus mandatos verdades
Cuando sus alas de gran plumaje
Se volvieron duras y pegajosas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario